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El arte de la Improvisación 

(Dominik Borucki)

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“Improvisación es vida en un microcosmos: el reto constante por mantener el flujo vivo de la mente evitando una mente apagada y con malestar (...). Si percibimos claramente nuestra experiencia presente, sin referencias al pasado o al futuro, gustos o etiquetas, cada momento de la experiencia se resuelve en el siguiente momento. Esta resolución también es un nuevo momento, un comienzo. Eso es improvisación: el vivo fluir.”[1]

 

Esta comparación entre la improvisación, la vida y las leyes del flujo de la vida se encuentran a menudo en la literatura de la improvisación. Según la cita de arriba, de la bailarina contemporánea e improvisadora Ruth Zaporah, el énfasis está en el flujo de la vida, es decir, en la percepción del momento presente. La improvisación requiere entonces presencia: “Improvisación es la práctica de estar presente.”[2]

Según Ana Halprin, bailarina y pionera de la danza postmoderna, improvisación es “el reto de estar instantáneamente presente y responder en movimiento, sonido y palabra a la realidad de la situación.”[3]

La autora del libro Kontaktimprovisación (Improvisación de contacto), Ulla Brinkmann, denomina improvisación al “acontecer en el aquí y ahora.”[4] Según ella “la improvisación requiere de libertad para romper patrones familiares y sorprenderse a uno mismo constantemente. Requiere de valentía para actuar de forma independiente.”[5] 

Históricamente la improvisación se entendía como una danza política:

 

“De todas las formas de arte, la improvisación es probablemente la más política porque incluye la urgencia de la inmediatez. Improvisar obliga a la gente a tomar sus propias decisiones y vivir de acuerdo a ellas. Y les ayuda a ver cómo sus decisiones afectan a otros. Si practicamos en grupo, la improvisación tiene que ver con el aprendizaje de trabajar juntos, con otros; no competir pero sí trabajar con la idea de la imagen completa y el pequeño, pero significativo, lugar del individuo en el cuadro general.”[6]

 

Improvisación se entiende entonces como una expresión política, “un modelo para un mundo posible, donde improvisar representa libertad y adaptación.”[7]

En una improvisación de grupo “se trasladan las estructuras sociales y políticas al espacio escénico”[8] en una forma concentrada en espacio y tiempo. Para esto se requiere presencia. Y es necesario para poder tomar una decisión al instante y poder actuar al momento. La toma de decisión no es un juicio racional acerca de la situación, en tal caso siempre sería demasiado tarde pues la acción después del juicio se encontraría con una situación ya cambiada. Una reacción, o mejor dicho una acción presente, ocurre al instante, sin retirarse con un juicio distanciado de la situación. La toma de decisión nace de la situación global en la que se encuentra la persona en cuerpo y mente. 

 

“Improvisación de movimiento es una forma de investigación, un camino para escudriñar en el complejo sistema natural que es el ser humano. En cierto sentido es otra manera de “pensar”, aquella que produce ideas que son imposibles de concebir estando inmóvil.”[9]

 

Esta manera diferente de pensar permite que los improvisadores participen en situaciones desconocidas sin recurrir a soluciones conocidas. Estos son los momentos más interesantes de la improvisación. Y es ahí donde empieza el momento creativo, la creación instantánea. Cuando los improvisadores no recurren a un esquema preestablecido para representar lo que está ocurriendo pueden surgir nuevas soluciones. Es por ello que el improvisador Steve Paxton constata que en la improvisación se trata de encontrar nuevas soluciones.[10] “Perderse es posiblemente el primer paso para encontrar nuevas sistemas. (...) Perderse es proceder en lo desconocido.”[11]

Esta énfasis por participar en lo desconocido se encuentra a menudo en el trabajo de la improvisación. También Zaporah se refiere al trabajo con lo desconocido:

 

“Estoy fascinado con la verdad y simplicidad del momento de descubrimiento (...) Cuando trabajo solo tengo dos intenciones. Primero, permitir que estos momentos de descubrimiento me guíen a territorios de experiencia y expresión desconocidos, y segundo, permanecer con curiosidad.”[12]

 

Lo desconocido no es algo ante lo que estemos totalmente indefensos. Zaporah señala el camino que la orienta en la improvisación: la curiosidad por los acontecimientos, por la experiencia del momento. Esto es, un proceso de investigación y autoexploración. 

 

“Cuando el estudiante se hace más experto en este proceso de autoconsciencia y exploración (...) la proyección se vuelve menos útil. Se da cuenta de cómo la proyección limita sus experiencias a un comportamiento estereotipado. En esta temprana etapa de formación los estudiantes en general copian las formas de expresión que aprendieron a través del condicionamiento cultural. En este proceder rutinario e inconsciente no hay tiempo ni espacio para la curiosidad y la exploración de la experiencia presente. Por otra parte, cuando se reconoce la experiencia de cada momento el pasado y el futuro se desvanecen y cada momento deviene la clave del siguiente próximo. De este modo somos menos habituales. Creamos.”[13]

 

Los aspectos mencionados hasta aquí me parecen importantes para el trabajo de improvisación pues se trata de una mirada cuidadosa hacia los acontecimientos de la improvisación, sin pretender saber de antemano lo que es, lo que debería ser y lo que debe ocurrir en el instante próximo. “El trabajo creativo es siempre lo mismo. Es siempre un explorar el instante.”[14] Es encontrar lo desconocido en lo conocido.

 

“Un momento creativo es un momento improvisado.”[15]

 

[1] Zaporah, Ruth: (Not) A Bag Of Tricks, en Contact Quaterly Vol. XII No. 2, 1987: 34. Traducido por el autor del libro.

[2] Zaporah, Ruth: Basic Steps Toward Pretending, en Contact Quaterly Vol. XV No. 3, 1990: 25. Traducido por el autor del libro.

[3] Halprin en Stark Smith, Nancy: After Improv. Interview with Anna Halprin, en Contact Quaterly Vol. XII No. 3, 1987: 11. Traducido por el autor del libro.

[4] Brinkmann, Ulla: Kontaktimprovisation, Afra-Verlag, Frankfurt (Main), 1990: 46. Traducido por el autor del libro.

[5] Brinkmann, 1990: 46. Traducido por el autor del libro.

[6] Horwitz, Carol: The Politics of Improvisation, en Contact Quaterly Vol. XII No. 3, 1987: 44. Traducido por el autor del libro.

[7] Banes, Sally: Terpsichore in Sneakers, Wesleyan University Press, Boston, 1987: XX. Traducido por el autor del libro.

[8] Gaigg, Christine: Bewegung und Selbstverständnis. Ein philosophischer Versuch über das Tanzen, Wien, 1988: 105. Traducido por el autor del libro.

[9] De Spain, Kent: Science and the Improvising Mind, en Contact Quaterly Winter/Spring, 1994: 58. Traducido por el autor del libro.

[10] Compárese Paxton, Steve: Chaos und Ordnung. Im Gespräch mit Aat Hougée, en ballett international/tanz aktuell 11, 1994: 23.

[11] Paxton, Steve: Improvisation is..., en Contact Quaterly Vol. XII No. 2, 1987: 19. Traducido por el autor del libro.

[12] Zaporah, Ruth: An Alternative Training, en Contact Quaterly Vol. XIII No. 3, 1988: 07. Traducido por el autor del libro.

[13] Zaporah, 1990: 26. Traducido por el autor del libro.

[14] Paxton en Stark Smith, Nancy: Trance Script. Interview mit Steve Paxton, en Contact Quaterly Vol. XIV No.1, 1989: 20. Traducido por el autor del libro.

[15] Esta frase es del bailarín e improvisador Julyen Hamilton, compartida en uno de sus talleres de improvisación.

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